Libro muy mexicano que de milagro no ha sido demandado por el hijo del Santo. Resulta de los pocos, incluso puede ser el único, de literatura sobre lucha libre. Es una historia que ademas de arrojar frases esperadas sobre el mencionado deporte, también contiene: critica social, buena comedia, fantasía y mucho mas. En conclusión esta puede ser la historia que esta buscando el director Tim Burton para una película de luchadores.
1. Se supone que los muertos saben más que los vivos. Miles de civilizaciones les han preguntado, mediante ceremonias execrables, sobre el conocimiento que sólo puede adquirirse en ultratumba.
2. … cada dimensión se encuentra aislada de las demás? Es una suerte y pocos lo saben. Cerca de nosotros hay universos poblados de seres cuya idea de “pasar un buen rato” es cometer algún genocidio.
3. No creo que estar loco plantee realmente un serio inconveniente, ni que alucinar tenga algo de malo. El problema es hacerlo en público, enseñar el cobre, demostrar que lo que debería hacer el mundo es encerrarlo a uno bajo llave…
4. El osito sonríe. Sin ningún motivo aparente Gaffé recuerda la última vez que vio una sonrisa tan muerta. Su padre le sonreía así desde su ataúd. Casi parecía contento, un cadáver con un excelente humor. ¿Y por qué no iba a estar con ese humor? Encontró una manera tan buena como cualquier otra de huir, de abandonar a la esposa, las tres hermanas solteronas y al hijo gordo y enfermizo que parecía una sombra y fingía no existir. “Ahí los dejo a todos”, habría dicho si los muertos hablaran y no le hubieran cosido la boca para que no se viera mal durante la ceremonia de cuerpo presente. Gaffé se sintió abandonado: esa sonrisa era como una burla.
5. La gente rodeada de magia, conocedora del poder de los conjuros no puede ser muerta más que con un arma blanca: el acero noble es capaz de drenar la energía de los círculos de protección. Y además, destripar enemigos siempre es bonito.
6. Todo era peligroso y la vida no era más que una sucia trampa, una ratonera sádica que podía cerrarse en cualquier momento, que podía estar esperándolo al otro lado de la puerta abierta.
7. … aprisionado en la espera. ¿Qué diablos hacía Napoleón mientras se trasladaba al último frente abierto por sus ejércitos? ¿Habría ocupado Julio César su tiempo en algún juego desconocido y trivial en su viaje hacia Egipto? ¿Cuáles eran los pensamientos de los pilotos de los ya extintos B-52 mientras transportaban las bombas nucleares a su destino final?
8. Acevedo era bastante sencillo: a nadie le importas; ni tú al universo, ni el universo a tí. Cada quien debe rascarse con sus propias uñas. Fuera de eso no tenía otras creencias, la magia le era tan ajena como cualquier filosofía política, como las buenas intenciones.
9. Los pocos testigos fidedignos se habían marchado ya a divulgar la noticia más allá de la comunicación de masas; por medio de la comunicación de mesas (de cantina, de cafés, sobremesas…
10. Las leyes parecen que se han vuelto en contra de todos aquellos que no tienen ningún poder, entonces, si hay alguien tan chingón como el Xanto, si existe alguien dispuesto a sacrificarse por un desconocido atado a las llamas, entonces no es raro que los códigos y las reglas no lo entiendan, es ya difícil explicar cosas tan sencillas como un héroe. Es lógico que, ahora, los héroes estén al otro lado de la ley. Por ello, por eso, por todo, la gente recordó que, en realidad, siempre les ha ido a los técnicos, aunque los rudos tengan de su parte al réferi. Siendo así se ama más a los técnicos.
11. —En cualquier caso no importa qué nombre le diéramos al Visitante porque, de cierta forma, todos lo conocíamos. En su interior tiene todos los aspectos, todas las máscaras que desea. Es el sueño oscuro, el peligro que presienten los débiles antes de morir, la sombra informe avanzando por nuestras pesadillas. Si un trauma pudiera tener forma sería la del Visitante. Su silueta es la de la locura. Asesino de mundos. Esa es su función, su verdadero y principal poder.
12. Sabía que, a veces, un manco podía sentir su mano desaparecida. ¿Qué sentiría la cabeza de un decapitado?Oh, mira qué cuerpo tan interesante allá atrás ¡y se parece al mío! Excepto, claro, por el detalle de que no tiene cabeza.
13. Los malditos inconscientes. ¿Cómo fui a caer en tus manos, papá? ¿Qué requisitos llenaste para obtener un niño en quien descargar tus frustraciones? Gaffé suspiró. El requisito debió ser una eyaculación, por supuesto.
14. No puedes ver lo que no comprendes. Por eso convertimos a los monstruos en representaciones imprecisas, sombras, por ello todos parecen tener ojos incandescentes.
15. La estrategia más difícil de llevar a cabo es aquella en la que se debe ocultar que existe una estrategia.
16. El Visitante se preguntó si alguien comprendía el enorme caudal de magia atrapado en las imágenes del cine. Pocas razas habían logrado edificar un cauce tan poderoso de la nada. El imperio más grande jamás construido por el ser humano.
17. César estaba descubriendo cosas nuevas de él, por ejemplo: que la ira arde en el fondo del estómago, la desesperación se siente en la punta de los dedos; saberse impotente para cambiar las cosas duele en los huesos y los nervios tienen una voz propia, más convincente que cualquier otra voz, incluyendo la de la supervivencia.
18. Quienes juegan ajedrez comprenden que cada movimiento es parte de un todo. Las fichas no tienen opinión y el azar está prácticamente excluido. Pero en toda batalla las fichas se mueven como pueden, indiferentes a la estrategia.
19. El heroísmo se alcanza, muchas veces, tratando de amargarles a otros la existencia.
20. Aquí estamos, desnudos ante el mundo, enseñando nuestras heridas. Heridas de ayer, hechos que nos marcaron. Obsérvenlas, véanse. Miren sus vidas insignificantes entrelazadas con millones de existencias efímeras. No hay nada más obsceno que el pasado desenterrado.
21. Adiós, adiós, no me pesa quedarme, desangrándome. Es más digno que ir a buscar las fantasías de escape. Porque eso hacen, huyen de aquí, escapan con el rabo entre las patas de un mundo que era demasiado para ustedes. Prefieren destruirlo a salvarlo, hacerlo polvo a evitar que volviera a realizar las mismas injusticias que hizo con ustedes.
22. El Xanto nunca ha sabido volar, ¿qué caso tiene saber volar si se sabe caer?
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