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sábado, 22 de agosto de 2020

Muchas vidas, muchos maestros de Brian Weiss en 19 frases.





Los pacientes mejoran casi siempre cuando recuerdan influencias desagradables de su pasado, cuando aprenden a reconocer y corregir patrones de conducta inadaptada y cuando desarrollan la capacidad de ver sus problemas desde una perspectiva más amplia y objetiva.



La hipnosis es una excelente herramienta para que un paciente recuerde incidentes olvidados durante mucho tiempo. No encierra misterio alguno: se trata sólo de un estado de concentración enfocada.



El niño nacido en una familia pobre, a quien diariamente le falta la comida en cantidad suficiente, puede sufrir con el tiempo los mismos problemas psíquicos que quien experimentó un único episodio importante en el que estuvo a punto de morir de hambre por casualidad. Pronto comprendería yo que el castigo cotidiano de fuerzas negativas debía ser reconocido y resuelto con tanta atención como la que se presta a un único y abrumador acontecimiento traumático. 



En la sesión anterior, yo le había indicado que observara con atención a las personas importantes de cada vida, por si podía identificarlas con las personas importantes de su existencia actual. Según casi todos los escritores, los grupos de almas tienden a reencarnarse juntos una y otra vez, para elaborar el karma (deudas para con otros y para con uno mismo, lecciones que hay que aprender) a lo largo de muchas vidas.



—Nuestra tarea consiste en aprender, en llegar a ser como dioses mediante el conocimiento.



—Me dicen que hay muchos dioses, pues Dios está en cada uno de nosotros.



La experiencia es necesaria para añadir crédito emocional a la comprensión intelectual. Pero el impacto de la experiencia siempre se desvanece hasta cierto punto.



¡Qué poderoso es el miedo a la muerte! Llegamos a grandes extremos para evitarlo: crisis de madurez, aventuras amorosas con personas más jóvenes, cirugías estéticas, obsesiones con la gimnasia, acumulación de bienes materiales, procreación de hijos que lleven nuestro nombre, esforzados intentos de ser cada vez más juveniles, etcétera. 



Que debemos compartir nuestro conocimiento con otros. Que todos tenemos muchas más capacidades de las que utilizamos. Algunos lo descubrimos antes que otros. Que uno debe dominar sus vicios antes de llegar a este punto.



También debemos aprender a no acercarnos sólo a aquellos cuyas vibraciones coinciden con las nuestras. Es normal sentirse atraído por alguien que está en nuestro mismo nivel. Pero está mal. 



Los Espíritus Maestros nos habían dado un mensaje más, potente y claro. No debemos matar, cualesquiera que sean las circunstancias. Sólo Dios puede castigar. 



Sí. Nosotros elegimos cuándo entramos en nuestro estado físico y cuándo lo abandonamos. Sabemos cuándo hemos cumplido lo que se nos envió a cumplir. Sabemos cuándo acaba el tiempo y uno aceptará su muerte. Pues uno sabe que no obtendrá nada más de esa vida. Cuando se tiene tiempo, cuando se ha tenido tiempo de descansar y recargar de energías el alma, se le permite a uno elegir su reingreso en el estado físico. Quienes vacilan, quienes no están seguros de su retorno aquí, pueden perder la oportunidad que se les ha dado, la posibilidad de cumplir lo debido cuando están en un cuerpo. 



Paciencia y tiempo... todo llega a su debido tiempo. No se puede apresurar una vida, no se puede resolver según un plan, como tanta gente quiere. Debemos aceptar lo que nos sobreviene en un momento dado y no pedir más. Pero la vida es infinita; jamás morimos; jamás nacimos, en realidad. Sólo pasamos por diferentes fases. No hay final. Los humanos tienen muchas dimensiones. Pero el tiempo no es como lo vemos, sino lecciones que hay que aprender.



—¿No necesitamos el cuerpo? —No. Mientras estamos aquí pasamos por muchas etapas. Nos deshacemos de un cuerpo de bebé para adoptar el de un niño; descartamos el de niño para ser adultos, y el de adultos por el de ancianos. ¿Por qué no dar un paso más y descartar el cuerpo adulto para ir a un plano espiritual? Eso es lo que hacemos. No dejamos de crecer: continuamos creciendo. Cuando llegamos al plano espiritual, continuamos creciendo también allí. Pasamos por diferentes etapas de desarrollo. Cuando llegamos, estamos consumidos. Es preciso pasar por una etapa de renovación, una etapa de aprendizaje y una etapa de decisión. Nosotros decidimos cuándo queremos regresar, adonde y por qué motivos.



Todo debe estar equilibrado. La naturaleza está equilibrada. Los animales viven en armonía. Los humanos no han aprendido a hacerlo. Continúan destruyéndose a sí mismos. No hay armonía ni concierto en lo que hacen. Es tan diferente en la naturaleza... La naturaleza está equilibrada. La naturaleza es energía y vida... y restauración. Y los humanos sólo destruyen. Destruyen la naturaleza. Destruyen a otros seres humanos. Con el correr del tiempo se destruirán a sí mismos.



—No se puede llegar a todo el mundo. Para evitar la destrucción es preciso llegar a todos, y no se puede. Esto no se puede detener. Aprenderán. Cuando avancen, aprenderán. Habrá paz, pero aquí no; en esta dimensión, no. 



La gente está ahora abrumada por las amenazas a su mortalidad. El sida, el holocausto nuclear, el terrorismo, la enfermedad y muchas otras catástrofes penden sobre nosotros, torturándonos diariamente. Muchos adolescentes están convencidos de que no llegarán a los treinta años. Esto es increíble; refleja las tremendas tensiones de nuestra sociedad.



La sabiduría se alcanza con mucha lentitud. Esto se debe a que el conocimiento intelectual, fácilmente adquirido, debe convertirse en conocimiento "emocional" o subconsciente. 



En verdad, la felicidad arraiga en la sencillez. La tendencia al exceso en el pensamiento y en la acción disminuye la felicidad. El exceso nubla los valores básicos. Los religiosos nos dicen que la felicidad se logra llenando el corazón de amor, fe y esperanza, practicando la caridad y brindando bondad. En verdad tienen razón.


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