Y quizá…, si jamás llegaba a mencionarlo en voz alta…, entonces nunca podría llegar a hacerse realidad…
En una relación se comparten cosas que nadie más puede compartir…
Y quizá…, si jamás llegaba a mencionarlo en voz alta…, entonces nunca podría llegar a hacerse realidad…
En una relación se comparten cosas que nadie más puede compartir…
El Sentinels es la historia del joven britanico Jhon Spencer, que al quedar huérfano es unido a la marina por orden de su tío. Simultáneamente es tambien la historia del granjero negro Lyapo, capturado para ser vendido como esclavo.
El autor utiliza la personalidad del primer oficial del Sentinels, un tipo serio y anticuado, para expresar la siguiente idea.
Conociendo el pasado se evita caer en los mismos errores. Algo así. No, no creo en esa frase. Es mentira. El ser humano ha cometido los mismos errores una y otra vez. No escarmienta.
Para su madre, las flores no eran solo flores, sino que encerraban en sí mismas todo un mundo de propiedades casi mágicas.
Pensó que las madres de entonces no eran como las de ahora. Las de entonces callaban siempre, pasase lo que pasase. Eran firmes y duras, como una montaña, y jamás exteriorizaban sus sentimientos y sus emociones, aunque en sus entrañas se cociese la lava de un volcán. Así había sido su madre.
Desde muy pequeña había constatado que la noche es el lugar de los sonidos; al contrario que el día, que es el lugar del ruido.
Pensó entonces que no podía existir en el mundo un lugar tan bello. Pero comprendió al instante que no siempre los lugares bellos son los mejores para vivir y que incluso el ser humano no podría subsistir en algunos de ellos.
Siempre había pensado que, por mucho que cambiasen las costumbres de los seres humanos, había cosas inmutables que permanecerían por los siglos de los siglos, por ejemplo, el amor y la amistad.
Ella era joven, a pesar de su edad. Se lo había oído decir a Picasso en una ocasión: «el que es joven, lo es toda la vida». Lo había decidido hacía ya muchos años: sería joven hasta el último día; moriría joven, aunque tuviera cien años.
¡Qué comportamientos más raros tenemos los seres humanos! ¡No es extraño que nos pase lo que nos pasa!
Y viajar, acercarse a otras culturas y a otro modo de vida, le pareció siempre una de las experiencias más enriquecedoras que pueden vivirse.
Él la había ayudado más que nadie y, sobre todo, la había querido más que nadie. Ella lo había recompensado como mejor podía: queriéndolo de la misma manera.
Los bárbaros que ganaron la guerra piensan que la cultura y la educación han traído todos los males del país. Por ese motivo nos persiguen también a los maestros. No quieren hombres inteligentes y libres, les tienen miedo.
Hay personas que cuando sienten el peligro próximo esconden la cabeza en un agujero y se rinden a las primeras de cambio. Otras, por el contrario, luchan hasta el final, aunque sepan que todo está perdido. Para estas últimas la dignidad es tan importante como la propia vida.
Y se dio cuenta también de que, en lo tocante al dolor, los seres humanos son como pozos sin fondo, capaces de acumular una pena tras otra hasta límites inimaginables.
—Aprender a leer y a escribir.
—¿Para qué me servirá? ¿Para leer mentiras?
—Te servirá para que sepas distinguir la verdad de la mentira. Solo así podrás luchar por ser libre, y solo así podrás intentar ser medianamente feliz en esta vida.
A medida que la vida le hacía madurar, a medida que se sentía más mujer, descubría que la existencia era algo complejo, caprichoso e incontrolable.
Jordi Sierra I Fabra - La memoria de los seres perdidos.
Cuando la vida te lo da todo… —El miedo a perderlo es mayor.
Sí, la felicidad dolía. Pero era el mejor de los dolores.
Según Alexandra, conocer a los demás era la clave del éxito, más aún que conocerse a sí mismo.
Nacer en cualquier lugar es cuestión de suerte, del destino. Lo importante era pertenecer a algo y a alguien, y sentirlo.
Y tus hijas tienen su propia personalidad, y mientras sean buenas personas, me da lo mismo que se apunten a un movimiento pacifista o se hagan socias de un equipo de fútbol, que vayan de rastas o se casen con un negro, un chino o un gitano. El mundo es así. El mundo de ahora mismo, no el de ayer o el de anteayer. El de hoy. Y hoy es hoy.
¿Qué queréis, que llegue cada día dando el parte, para que sepáis si está de buen o mal humor, o si hay más o menos dinero en el banco? Ningún padre hace eso. Todos procuramos salvaguardar a los hijos para darles confianza y seguridad. Ese es el juego.
Las personas que olvidaban reír se daban cuenta de lo importante que es hacerlo cuando ya no podían...
Por Dios, los héroes sólo salen en las películas. En la vida real no existen. Locos sí, héroes no.
Como en Argentina a finales de los años setenta. Treinta mil ilusiones destrozadas, treinta mil sueños convertidos en pesadilla, treinta mil seres masacrados, y por tanto, treinta mil familias rotas.
Algún día tú también buscarás la memoria de los seres perdidos.
Daniel Hernández Chambers - La ciudad gris.
—Esto es una guerra, ya te lo he dicho. Unos se matan a otros, y unos no saben por qué matan y otros no saben por qué mueren. Se han vuelto locos.
No comeremos de nuestras ideas, pero no por ello debemos permitir que nos las pisoteen. Si nos quitan las ideas nos quitan la libertad de ser quienes somos.
A mí las ideologías siempre me han resbalado. Pero al final siempre me veo involucrado, por no tener ideología o porque los demás tienen de sobra.
Quizás no era una mujer excesivamente guapa (aunque ni mucho menos fea), pero él sabía perfectamente que no existía ninguna otra igual en el mundo...
... solo había derrotados. Unos habían perdido mucho y otros menos, pero todos habían perdido, incluso los que no se daban cuenta de ello.
... el interior del hospital se le antojó un universo aparte en el que predominaban los malos presentimientos y los gestos anónimos de dolor.
Todo mi ser está hecho por y para ti. Únicamente me importas tú, no puedo detener el dolor de tu ausencia.
Carlos Egia Ossorio - La leyenda del desierto.
El miedo siempre retrocede cuando tienes alguien contigo.
Las casualidades no existen, se dijo. Solo son bromas, más o menos afortunadas, con las que el destino se entretiene antes de mostrar sus verdaderos planes.
Hay personas, en realidad, que tienden a confundir la vida de otros con la suya propia e intentan explicarla según sus propios esquemas mezquinos. Eso les da consuelo. Les hace sentirse menos despreciables de lo que son.
El tiempo, además, construye veredas que desafían al camino, que lo bordean, suben y bajan, acortan sus recodos y lo suplantan dejándolo prácticamente inservible.
La felicidad es solo una idea que algunos convierten en ilusión, para su desgracia.
... los perros también necesitan tener un dueño. Así es como se sienten más felices. A muchas personas les pasa lo mismo. Les gusta tener dueño. No son capaces de vivir por su cuenta.
Las horas vacías son horas peligrosas. Pueden servir para encontrar el camino, pero también para perderlo. Las horas vacías necesitan un letrero bien grande con luces de neón y una flecha parpadeando que indique la salida, el camino de vuelta.
La soledad y la culpa se gustan, y se atraen. Ninguna de las dos es lo mismo por separado. Así no valen nada. A la soledad y a la culpa les reconforta mucho sentirse juntas, aunque nunca lleguen a encontrar verdadero consuelo solo por sentirse acompañadas.
Siempre hay que dejar un hueco para lo inesperado.
Los hijos se hacen mayores en el mismo momento en que pasan a proteger a sus padres.
Los animales más peligrosos no son los que atacan a la primera.
—No es lo mismo —contestó Roke—. Un hermano obliga. Es sangre de tu sangre. Harías cosas por él que por un amigo nunca te atreverías, porque así debe ser. Los hermanos no se eligen, los amigos sí.
Me gusta pensar en mí mismo, sobre todo desde que he descubierto que eso es exactamente lo que hacen los demás.
En las guerras no siempre gana el más fuerte, sino el que más cree en la victoria.
Todo tiene que ver en esta vida, querido, lo que viene y lo que va, lo que falta y lo que está. Es un complejo sistema en equilibrio.
... paciencia, porque cuanto más deseas que se acabe este tormento, más se alarga.
Un bar es un refugio, un consuelo, un gran confesionario abierto hasta muy tarde para gente a la que le cuesta todo el día arrepentirse de sus pecados.
La envidia es la cara amable de la obsesión.
El pasado siempre es más amable, aunque tenga poco color. Además, lo puedes moldear a tu antojo y encajarlo allí donde más te convenga.
Yo te quiero cuando vuelves a casa cansado y de mal humor, sin ganas de hablar, ni de nada más. Yo deseo tu verano, pero me quedo en tu invierno.
A veces sucede eso, que lo más evidente está oculto precisamente por tenerlo demasiado cerca.
Sigues siendo tan inocente como un recién nacido, y eso es muy peligroso.
No es posible detener el tiempo, colocar las cosas que se han movido de nuevo en orden y volver a echarlo a andar. No es posible porque mañana siempre es hoy y hoy siempre es ayer.
Las personas, a veces, hacen cosas verdaderamente extrañas para intentar engañarse. Son mecanismos de defensa que utilizan una lógica retorcida e inexplicable.
No solo se trata de saber lo que hay que hacer, sino de hacerlo a tiempo.
Hay que intentar hacer siempre todo lo posible. Aunque el esfuerzo acabe siendo un fracaso, aunque la esperanza frustrada se convierta en un castigo aún mayor.
Nunca hay que pensar en lo que harás más adelante, en lo que serás, en lo que te convertirás el día de mañana. Hacerlo es la mejor forma de impedir que llegue a suceder...
Me he pasado media vida dudando de que fuera capaz de crear algo que mereciera la pena, algo digno que pudiera vender y de lo que pudiera vivir, y resulta que el sentido de todo aquello no estaba en una sala de exposiciones, en una crítica amable, en cualquier tipo de éxito de esos que inventamos a nuestra medida, sino en la sonrisa de un niño o en las lágrimas de su madre.
El desierto sirve para aprender a soportar el dolor.