Jordi Sierra I Fabra - La memoria de los seres perdidos.
Cuando la vida te lo da todo… —El miedo a perderlo es mayor.
Sí, la felicidad dolía. Pero era el mejor de los dolores.
Según Alexandra, conocer a los demás era la clave del éxito, más aún que conocerse a sí mismo.
Nacer en cualquier lugar es cuestión de suerte, del destino. Lo importante era pertenecer a algo y a alguien, y sentirlo.
Y tus hijas tienen su propia personalidad, y mientras sean buenas personas, me da lo mismo que se apunten a un movimiento pacifista o se hagan socias de un equipo de fútbol, que vayan de rastas o se casen con un negro, un chino o un gitano. El mundo es así. El mundo de ahora mismo, no el de ayer o el de anteayer. El de hoy. Y hoy es hoy.
¿Qué queréis, que llegue cada día dando el parte, para que sepáis si está de buen o mal humor, o si hay más o menos dinero en el banco? Ningún padre hace eso. Todos procuramos salvaguardar a los hijos para darles confianza y seguridad. Ese es el juego.
Las personas que olvidaban reír se daban cuenta de lo importante que es hacerlo cuando ya no podían...
Por Dios, los héroes sólo salen en las películas. En la vida real no existen. Locos sí, héroes no.
Como en Argentina a finales de los años setenta. Treinta mil ilusiones destrozadas, treinta mil sueños convertidos en pesadilla, treinta mil seres masacrados, y por tanto, treinta mil familias rotas.
Algún día tú también buscarás la memoria de los seres perdidos.
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