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lunes, 6 de marzo de 2023

El festín de la muerte de Jesus Díez de Palma en 8 frases

 Tenía verdaderos motivos para sentirse orgullosa de su hija, quien constituía para ella su único tesoro y, con toda certeza, el verdadero motivo para amar la vida.



Heinrich estaba convencido de que los políticos democráticos solo velaban por sus intereses de clase o de partido y se olvidaban de la patria.


En una guerra en la que el mayor enemigo era la muerte, casi resultaba más heroico ser derribado y regresar con vida que abatir un avión alemán.


Muy pocas semanas después, los ingleses entenderían mejor los sentimientos de los polacos, cuando las bombas cayesen indiscriminadamente sobre Londres y otras muchas ciudades de su país.



...todos los españoles estaban convencidos de que el ejército alemán se movía sobre tanques y camiones, y en esa creencia se mantuvieron hasta el día en que descendieron del tren en una estación polaca y les entregaron caballos y carretas al tiempo que les indicaban el camino de casi mil kilómetros que deberían recorrer a pie hasta su posición en el frente ruso.


Sin guerra, seguramente habrían sido amigos. Pero estaban en guerra, y en la guerra lo bueno es malo. Es malo que una persona sea buena, porque esa persona es el enemigo y el enemigo es siempre malo.


Pronto comprobó Juan que, en la guerra civil, la mayoría de los españoles habían abrazado uno u otro bando más por razones geográficas que ideológicas.


Pensaba en una muerte gloriosa, pero no se daba cuenta de que no hay gloria en la muerte, solo vacío.


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