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sábado, 22 de agosto de 2020

Cartas desde la locura de Vincent van Gogh en 12 frases.




En fin, aun entonces no creo que mi locura sea la de persecución, ya que mis sentimientos en estado de exaltación desembocan más bien en las preocupaciones de la eternidad y de la vida eterna.



Y no puedo hacer nada, ante el hecho de que mis cuadros no se vendan. Llegará un día sin embargo, en que se verá que esto vale más que el precio que nos cuestan el color y mi vida, en verdad muy pobre.



Debo decir esto: que los vecinos, etc., tienen una bondad particular conmigo; todo el mundo sufre aquí, sea de fiebre, sea de alucinación o de locura, y se entienden como personas de una misma familia. 



No te oculto que hubiera preferido morir, que causar y sufrir tantas molestias. ¿Qué quieres? Sufrir sin quejarse es la única lección que hay que aprender en esta vida.



Porque, aunque haya quienes aúllen o suelan estar locos, hay aquí mucha amistad verdadera entre unos y otros; ellos dicen: hay que aguantar a los demás para que los demás nos toleren; y otros razonamientos muy justos que ponen así en práctica.



Así, los artistas egipcios, que tenían una fe y trabajaban por sentimiento e instinto, expresan todas esas cosas inefables: la bondad, la paciencia infinita, la sabiduría, la serenidad, por medio de ciertas sabias curvas y proporciones maravillosas. Quiero decir una vez más que cuando la cosa representada y la manera de representarla concuerdan, el todo tiene estilo y permanencia.



El trabajo me distrae infinitamente más que cualquier otra cosa y si pudiera, cuando ya me sienta bien, dedicarme de lleno con toda mi energía, sería posiblemente el mejor remedio.



Mi viejo, mi buen amigo, no olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras vidas y que las obedecemos sin saberlo. 



¿sabes lo que espero, cada vez que me pongo a tener esperanzas?, que la familia sea para ti lo que es para mí la naturaleza, los montones de tierra, la hierba, el trigo amarillo, el aldeano, es decir que encuentres en tu amor por la gente, no solamente de qué trabajar sino de qué consolarte y rehacerte cuando haya necesidad. … La vida pasa así, el tiempo no vuelve, pero yo me encarnizo en mi trabajo, justamente porque sé que las ocasiones de trabajar no se repiten. Sobre todo en mi caso en que una crisis más violenta puede destruir para siempre mi capacidad de pintar. 



Un montón de gente no copia, un montón de otros copian, yo me puse a hacerlo por casualidad, y me parece que eso enseña y, sobre todo, a veces consuela. 



No es justo cuando en tu carta dices que nunca habré hecho nada más que trabajar, yo estoy muy descontento de mi trabajo, y la única cosa que me consuela es que la gente de experiencia dice que hay que pintar durante diez años para nada.



De vez en cuando hay momentos en que la naturaleza es soberbia, efectos de otoño de un color glorioso, cielos verdes que contrastan con vegetaciones amarillas, anaranjadas, verdes, terrenos de todos los violetas, la hierba quemada donde las lluvias, no obstante, dieron un último vigor a ciertas plantas, que se ponen a producir nuevamente pequeñas flores violetas, rosadas, azules, amarillas. Cosas que uno se pone melancólico al no poder reproducir.


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